Luka Modric, capitán de la selección croata, fue uno de los protagonistas del encuentro de hoy que pasará a la historia por golear a una Argentina que se queda casi sin oxigeno mundialista.
Este jugador calificado como callado y tímido entre sus conocidos, desde pequeño sintió pasión por el deporte rey. Cuentan sus familiares que casi nunca lo veían caminar sino que corría “tan rápido como una flecha” y que hacía diez kilómetros desde el hogar donde vivía con sus abuelos solo para jugar fútbol con sus amigos.
La infancia de Luka estuvo marcada por conflictos bélicos. Cuando tan solo tenía cinco años estalló la guerra de Croacia, las tropas asesinaron a su abuelo en presencia de su padre a quinientos metros de su casa, obligando así su huida del país. Mientras iniciaban una nueva vida, Modric estuvo hospedado en un hotel con otros refugiados, sin embargo, el fútbol se mantuvo presente, tanto así que un empleado aseguró que él “rompía más ventanas con el balón que las bombas serbias”.
Su oportunidad en el fútbol profesional se dio cuando fue fichado a los dieciséis años por el Dinamo de Zagreb. Su desempeño atrajo las miradas del Tottenham, para finalmente llegar a su club actual el Real Madrid donde mantiene una titularidad indiscutible.
Mucho ha evolucionado Modric en la selección con la que debutó el primero de marzo de 2006 casualmente en un amistoso ante Argentina. Su fútbol rápido, su capacidad de adueñarse del terreno para generar jugadas y sus golazos desde fuera del área lo han convertido en un símbolo de su selección y referente del fútbol mundial. Por: Mariana Guzmán. Sigue a Mariana en Twitter.
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