Han pasado un poco más de dos semanas, desde el inicio de la mayor fiesta futbolística, el Mundial Rusia 2018. El primer objetivo de la selección brasileña se consiguió sin mayor percance, estar en octavos. Primera de grupo y sin ninguna derrota, parece haber tenido una muy buena actuación, “en los papeles”. Sin embargo, si analizamos bien el rendimiento de la Canarinha, no se parece nada a lo realizado en el Premundial. Pero, ¡Ahora es el momento! Pasar la página y despertar, de llenar el tanque y acelerar, claro, si se desea seguir con el sueño de alzar la codiciada Copa del Mundo, porque deben saber, que esta vez se enfrentan a un rival, que, si algo posee, es fé mundialista.
Los Cariocas, en lo que fue su primer tramo de competición, parecen haber jugado a “media máquina”, una, sin mucha gasolina. Se les notó la presión de ser grandes favoritos, cometieron ciertos errores y no tuvieron una buena contundencia. Por otra parte, no se puede negar que han logrado destellos de buen fútbol, calidad técnica, defensiva, e incluso deleite del “jogo bonito” en tramos de los partidos. Si bien, Brasil comenzó de menos a más, empatando con Suiza en su primer compromiso -donde no se vieron cómodos-; luego, consiguió ganarle a Costa Rica y Serbia. Con los “Ticos” sufrió demasiado, en 90 minutos de un partido que por poco no logra destrabar; mientras que, ante los serbios, se vieron mejor, pero lejos de su mejor versión, quedando aun en deuda. Sin embargo, con todo y eso, a la Verdeamarela le ha bastado estar en un 50%, para hacer sufrir al contrario.
Si hay una selección que sabe que es jugar estas instancias, es Brasil. La única vez Brasil quedó elimindaa en octavos de final al ser derrotada por Argentina. Más allá de eso, históricamente desde que en 1986 se usa este sistema de competición, la Canarinha siempre ha pasado a la siguiente ronda. En esta oportunidad, para continuar su buena racha, le toca enfrentarse a un viejo conocido, la selección de México, esa misma que viene de ganarle al actual campeón del mundo, Alemania. Esa misma, que se atreve a imaginar cosas chingonas. Esa misma que desea terminar con la maldición de no pasar del quinto partido. Éste, sin duda, es un partido para despertar, los Cariocas deberán imponer el ritmo de la samba por encima del mariachi, tendrán la tarea de llenar ese otro 50% del tanque, porque tal vez, frente al Tri, a “media máquina”, no lleguen ni al DF.
Por Ivana Uzcátegui Foto: twitter.com/CBF_Futebol