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  • Ivana Uzcategui

El amor no muere

En la nutrida y apasionante historia del futbol, en casi todas las ocasiones, los protagonistas son futbolistas, técnicos e incluso árbitros; poco o nada, queda para aquellos que dejan su alma en las gradas, los que alientan en las buenas y en las malas, los que recorren el mundo y llenan de color los estadios, orgullosos de llevar en el pecho y el corazón, el verdadero amor futbolero. De seguro, algo tiene que ver aquella antigua frase de Brasil 1950 “los de afuera son de palo”, que tanto énfasis le dieron los uruguayos, para restarle importancia, a los millones de brasileños que alentaban sin cesar. Por otra parte, Diego Simeone, nos ha dejado claro con los colchoneros, que el empuje del fanático, termina siendo determinante.

Llámenlos fanáticos, hinchas, aficionados, tifosis, forofo, o como su jerga lo prefiera. En este caso, hay uno en especial, uno, que solo respondía al seudónimo de “Gaúcho da Copa” o “niño de la copa”. Clovis Acosta Fernández, fanático numero #1 de la Canarinha, o “Jugador Número 12” de la selección de Brasil, según el propio reconocimiento de la FIFA; demostró que para el amor por el futbol no existen impedimentos. Diagnosticado con cáncer de riñón en 2006, jamás se detuvo si de apoyar a su selección se trataba.

Su historia comenzaría en el mundial de México 1970, cuando vería alzar la copa del mundo al “Gran” Pelé. Desde entonces, prometió acompañar a su selección sin importar el lugar. El mundial de Italia 90 sería el punto de partida para que el “Gaúcho” asistiera a siete Copas del Mundo –viendo campeón a la Verdeamarela en 1994 y 2002-, siete Copas Américas, cuatro Copas Confederaciones y unos Juegos Olímpicos, llevándose en su palmarés 154 partidos, conociendo 66 países, además, del amor de toda una nación.

Su singular sombrero -típico del sur de Brasil-, bigote grueso y la réplica del trofeo de la Copa del Mundo, era parte de la esencia y autenticidad del gran fanático. Sin embargo, la imagen por la cual será recordado, nos remonta a la terrible derrota de su amada Canarinha 7-1 ante Alemania, donde todas las cámaras, lo captaron llorando desconsolado abrazando su copa. Por otra parte, a pesar de su fuerte enfermedad y la recomendación de los médicos, Clovis acompañaría –sin imaginar que era su ultima vez- a los cariocas a la Copa América de chile 2015, en la que, al igual que en Brasil 2014, tendrían una gris actuación; aunque, no tan gris como el día de su muerte. Sucedió inesperada y trágicamente, un miércoles 16 de septiembre de 2015, “el Gaucho da Copa” fallece a sus 60 años en un hospital de Porto Alegre, donde el cáncer le ganó su último partido.

Sin embargo, la Verdeamarela jamás caminara sola; Fernández lo afirmaba “soy el que alienta, el que grita y hace promesas”, palabras que calaron profundamente en su generación de relevo. Su primogénito, Frank Fernández, quien fue el principal compañero de aventuras de Clovis desde EEUU 1994; en esta ocasión estará en Rusia acompañado de su hermano Gustavo -sin olvidar en su equipaje, el sombrero y la copa- siguiendo con el legado de su padre. Cabe destacar, que será la séptima copa para Frank, de esta manera igualará a su padre presenciando siete copas del mundo. Los gritos del hincha nunca enmudecen, la pasión se lleva en la sangre y el amor a la camiseta nunca muere. El “Gaucho da copa” sigue vivo, porque Brasil eternamente lo llevara en su corazón.

Por: Ivana Uzcategui Foto: twitter.com/CBF_Futebol

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