Luis Enrique se despidió del FC Barcelona con el sabor agridulce de solo haber ganado la Copa del Rey en su última temporada. Mientras el eterno rival alcanzó un doblete (Liga y Champions). Aunque ese no es el reflejo de lo que fue su era, sino una época plagada de títulos (9 de 13 posibles) y nos deja su legado a nivel personal, fiel a sus ideas.
Su carácter ganador es indudable, un técnico sin sentimentalismos y a lo largo de este tiempo como buen alumno del que fue su influencia más marcada en su época profesional (Louis Van Gaal), no solo no ha concedido ni una sola entrevista, sino que particularmente ha rechazado ir a la entrega de algún premio individual o aparecer en algún acto público, como también su presencia en las redes sociales ha sido prácticamente nula.
Esto nos deja Luis Enrique de enseñanza que la relación con los medios no forma parte relevante del ser entrenador del Barça. Se despide, una era gloriosa que incluye el triplete de su primera temporada y un doblete en su segunda aventura, siendo un acontecimiento maravilloso para todos los culés. Se ha terminado así una época bonita que empezó hace mas de 20 años cuando hizo el puente aéreo como jugador y que desde siempre se sintió querido, amó y amará estos colores. Siempre hizo lo que quería y creía gustara o no hasta el final.