Unos sueñan en rojiblanco, otros en albiceleste, otros en verdeamarelo, pero la realidad es que el futbol es el deporte mas blanco y negro que existe.
Desde los gobernantes, que por un lado pretenden ayudar a la humanidad, acabar con el racismo y fomentar la educación a través del deporte, y por otro lado se embolsillan lo que deberían estar usando para realmente generar un impacto en el mundo. La prensa deportiva puede pasar de fan número uno a modo crítico gastronómico de la noche a la mañana.
La objetividad en el periodismo deportivo es un mito, una leyenda que aún no se ha comprobado científicamente, y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Aunque algunos quieran hacer papel de abogado del diablo defendiendo lo indefendible, todos sabemos que no existe, y los colores en los en los analistas son mas comunes que un aficionado culé vendiendo sus abonos para el partido del Barça-Valencia del domingo en el Camp Nou tras la eliminación de la Champions.
La afición del futbol tampoco tiene matices, somos ingratos, si nuestro equipo lo gana todo no cabe un alma en las 99,354 butacas del estadio de Les Corts, el mas grande de Europa, pero se queda el Barça fuera del torneo más prestigioso del futbol europeo y el equipo debe lanzar un video promocionando la importancia de ganar el doblete para asegurar la asistencia.
Aquí es cuando debemos dar un paso atrás y analizar, reflexionar. Hace 2 semana Luis Enrique era la eminencia del Barcelonismo, el que había logrado el record de los treinta y nueve partidos invictos. ¿Que Guardiola ni que Guardiola? “Este si que es el mejor Barça de la historia”, se oía incesablemente por las calles de Barcelona. ¿Y acaso ahora no lo es? Hace dos semanas, conseguir un boleto para el Clásico por menos de seiscientos euros era como tratar de sacar petróleo de la Barceloneta.
Pasamos de blanco a negro en un abrir y cerrar de ojos y nos despertamos de nuestro sueño azulgrana como si nos hubieran echado un balde de agua fría encima. Conquistando La Liga y la Copa del Rey, el FC Barcelona podría igualar el mejor año de un vigente campeón de la UEFA Champions Legue, cerrando la temporada con cuatro títulos de seis posibles.
Esta claro que tras las ultimas dos semanas es difícil ser optimista. Yo le llamo el “mal culé”, cosa que no le pasa únicamente a la afición del Barça, pero como orgullosamente digo que es el equipo de mis amores, me afecta más. El equipo atraviesa un bajón, llámalo físico, anímico, virus FIFA, viajes, whatever… La acumulación de partidos, incluso la dependencia, ya no en Messi, si no en la MSN, la lista de hipótesis es interminable. Para mi, analizando la eliminatoria contra el Atlético de Madrid y tratando de ser un poquito objetiva, es que la creatividad táctica del Cholo Simeone fue muy superior a la de Luis Enrique, a pesar del camión que estacionó en la portería rojiblanca en el Camp Nou, Diego Pablo hizo lo que tenía que hacer para asegurar el pase a semis. Igualmente, considero que el arte jamás se le habría dado bien a Lucho, pero ha tenido la suerte de dirigir a un grupo de jugadores que simplemente son fuera de serie. Sin embargo, en fases decisivas como la que estamos atravesando, es importante tener futbolistas capaces de aportar creatividad a un partido en la segunda mitad. Arda Turán no ha sido capaz de aportar ese “touch” aún. De hecho, ningún jugador del banquillo hoy es capaz de darle esa frescura a un once cansado como lo hacia Pedro.
Desafortunadamente, hoy el Barça es una víctima más de la maldición de la orejona. Otro equipo campeón que no logra repetir la victoria por segundo año consecutivo. Desde que se cambio el nombre de Copa de Europa a UEFA Champions League, ningún equipo lo ha logrado, pero “aún quedan cosas importantes por hacer”, como comentó el capitán blaugrana, Andres Iniesta. El Barça aún debe definir el título de la Copa del Rey contra el Sevilla y la Liga, en la que se han recortado puntos tras las últimas dos derrotas contra el Real Madrid y la Real Sociedad en Anoeta, un estadio en el que el Barça no gana desde el 2007. Si, nueve años en los que el viaje a San Sebastian es motivo de estrés para todos los aficionados de Messi y compañía.
La realidad tras la pesadilla, es que aún hay dos títulos en juego y el equipo necesita la buena vibra de la afición que parece ya se había puesto demasiado cómoda. Ahora toca empezar a soñar nuevamente en azul y grana, porque eso de blanco y negro, después de la final en Berlin hemos visto que tampoco nos va.